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América Latina y Caribe
Basado en un informe a cargo de Sally Burch, Irene
León (Area Mujeres ALAI, Quito) y Daphne Sabanes Plou (APC, Argentina)
en el año 2000. Actualización a cargo de Daphne Sabanes
Plou en 2001.
Introducción
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" Tiempos... distintos para dar " Foto del 3er concurso anual
"Mujer, Imagen y Testimonio", de Ecuador.
(Cliquear para agrandar)
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En los últimos cinco años, se ha avanzado mucho en
la región en el área de mujer y comunicación. Algunos
de estos avances tienen que ver con la importancia adquirida por las carreras
de periodismo y comunicación social en las universidades. En Argentina,
por ejemplo, el 52% de los estudiantes de licenciatura son mujeres y ellas
conforman el 70% de las que realizan estudios de posgrado.
Como resultado de esto más mujeres trabajan
en los medios privados y públicos, especialmente en la radio y
la televisión. Se desempeñan como presentadoras, reporteras,
conductoras de programas, entrevistadoras y analistas de información.
Hay más mujeres trabajando en radio y televisión como productoras
de programas periodísticos. Los diarios contratan mujeres periodistas
para escribir sobre política, economía y temas sociales.
Todavía hay pocas mujeres en puestos de decisión, pero el
hecho de que tengan una presencia más fuerte en los medios contribuye
a la posibilidad de que en un día próximo más mujeres
ocupen cargos directivos.
A pesar de que esta descripción de la situación
suena auspiciosa, de acuerdo con el Monitoreo Mundial 2000, la región
mostró los datos más bajos de mujeres periodistas en los
medios, comparados con los datos mundiales. Mientras que en los niveles
mundiales, las mujeres que trabajen en los medios llegan al 41% de todos
los trabajadores, las cifras en América Latina llegaron al 29%
de todas las presentadoras en los noticieros y el 27% de las periodistas,
mientras que en el Caribe, fueron el 43% de las presentadoras y el 39%
de las periodistas. Las
figuras más altas fueron para las mujeres presentadoras en radio
y televisión, pero cuando llegó el momento de analizar las
cifras de periodistas, en especial en los diarios, los porcentajes bajaron
abruptamente.
Un informe similar de 1995 mostró la poca importancia
que los medios de la región dan a las temáticas de la mujer.
Mientras que en América del Norte, el 20% de las informaciones
tienen que ver con temas de interés para las mujeres, en América
del Sur, sólo el 6% de las noticias están relacionadas a
ellos y en el Caribe, la cifra llega al 10,5%.
El monitoreo del año 2000 mostró que
en América Latina, el 22% de las mujeres que son noticia lo hacen
como víctimas. En el Caribe, el porcentaje baja al 13% de las mujeres
que son noticias, mientras que mundialmente sólo el 7% de los hombres
en la misma situación son noticia. Este informe concluye que no
se trata sólo de la cantidad de mujeres que aparecen en los medios
lo que interesa, sino también la estructura, los valores y las
rutinas que determinan la manera en que se seleccionan y presentan las
noticias."
En octubre de 1997, Cotidiano Mujer, una ONG de Uruguay,
monitoreó diarios, noticias de radio y televisión. Sólo
el 8% de los temas cubiertos por los diarios tenían
que ver con las mujeres; sus derechos humanos
y su sexualidad no fueron mencionadas. En los noticieros de televisión,
por cada mujer se entrevistaba a 7 hombres, y por cada hora que una mujer
periodista hablaba en la televisión, los hombres periodistas hablaban
4. En la radio, de los 7 mil minutos de transmisión que se analizaron,
sólo 301 minutos fueron dedicados a temáticas de la mujer.
Los hombres fueron entrevistados durante 2384 minutos mientras que sólo
se pudo escuchar a las mujeres durante 449.
En Bolivia, la Red de Trabajadoras de la Información
y la Comunicación-Red ADA desarrolló una experiencia
similar en julio de 1998 durante la cual se monitorearon los cinco diarios
principales del país que se publican en las grandes ciudades. Las
mujeres que fueron noticia alcanzaron al 18,49%y la mayoría apareció
en las páginas dedicadas a describir acontecimientos sociales (20,3%),
mientras que en temas como la educación, las mujeres o las temáticas
de la mujer fueron mencionadas en el 6,25% de los casos y en otros como
salud y cuestiones legales, el 2,34%
En Cuba, la Federación de Mujeres Cubanas
registró que el 40% de las mujeres que trabajan en las radios son
mujeres. Y que, de cada diez hombres, sólo una mujer aparecía
como sujeto de información en los noticieros, hablando desde su
casa, las calles o un negocio, mientras que los hombres lo hacían
desde sus lugares de trabajo a a partir de sus responsabilidades políticas.
Algunos años más tarde, la proporción mejoró:
aparecía una mujer por cada cuatro hombres y medio. Pero el escenario
era el mismo.
La globalización de las comunicaciones ha significado,
entre otras cuestiones, la entrada a la región de decenas de canales
de cable que emiten su programación desde fuera de América
Latina y el Caribe, la concentración de los medios en muchos países
que han dado como resultado la creación de enormes empresas multimedia
dueñas de periódicos, cadenas de radio y de televisión.
Esta tendencia ha sido contraproducente para la democratización
de las comunicaciones y para el logro de una representación equitativa
de los distintos actores sociales, las mujeres en particular. Las democracias
limitadas o débiles que gobiernan en la mayoría de los países,
acosadas por los planes de ajuste estructural impuestos por la banca mundial,
las hace vulnerables a las presiones de los grandes intereses económicos,
entre ellos los de los medios masivos. Con la excusa de la desregulación
económica y el libre mercado, se han dejado de lado principios
éticos y de equidad.
La comunicación y la información
han dejado de ser un derecho de la población para convertirse en
mercancías, mientras que los medios ya guardan pocos vínculos
con el concepto de servicio público que primó en su gestación.
Los datos reflejados en estos estudios demuestran
que la cuestión de la presencia de las mujeres en los medios de
comunicación y en las noticias no pasa por insistir en que las
mujeres continúen capacitándose como periodistas o comunicadoras
sociales ni en que se trabaje la información con perspectiva de
género, sino que dependen de políticas públicas y
de la formulación de códigos de ética en los medios
de comunicación que promuevan acciones afirmativas.
Internet
El año 1995 marcó un "boom" de las conexiones
a Internet en la región. Desde entonces, se ha dado un aumento
progresivo en el acceso a Internet, pero mayoritariamente para personas
con un alto grado de educación y una situación económica
holgada. De acuerdo con un informe de la CEPAL (la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe) la región tiene el 8% de
la población mundial pero sólo el 3,5% de los 340 millones
de usuarios de Internet y menos del 1% del comercio electrónico
en el mundo.
Además del uso comercial de Internet, las organizaciones
de la sociedad civil comenzaron a utilizar la comunicación electrónica
en la región a fines de la década del 80, y hubo un aumento
significativo en el uso por parte de las organizaciones de mujeres a partir
de 1994-95. Las organizaciones de mujeres han continuado con el uso creativo
de estas tecnologías, en especial para coordinar actividades, intercambiar
información por correo y listas electrónicas
y también va en aumento la presencia
de estas organizaciones en la World Wide Web.
Temas emergentes
Durante la última década la industria
de la comunicación en la región se ha caracterizado por
la privatización de las telecomunicaciones, la implantación
de nuevos sistemas de comunicación (satélites, televisión
por cable, tecnología digital, Internet, telefonía celular),
la concentración de la propiedad de los medios, etc. Estos cambios
han estado acompañados por modificaciones en el marco legal dentro
del cual estos sistemas operaban, incentivados por las recomendaciones
de la Organización del Comercio Mundial (OCM) y la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT), diseñados principalmente
para remover las restricciones constitucionales a las inversiones extranjeras
en este campo y para abrir el camino a la expansión de los sistemas
comunicacionales y transnacionales de los medios.
A pesar de que estos desafíos han ocurrido
demasiado rápido como para dar lugar a una reacción adecuada
de las organizaciones de mujeres, existe una conciencia creciente de la
importancia de la comunicación y de las nuevas tecnologías
en el contexto de la globalización, y un número cada vez
mayor de organizaciones de mujeres y otros movimientos sociales en América
Latina y el Caribe promueven la necesidad de democratizar la comunicación
y abrir un debate público amplio sobre temas de comunicación
y ciudadanía. En este marco surgió la propuesta, realizada
en su origen por organizaciones de derechos humanos de la región,
de que la ONU organice una Conferencia Mundial sobre Comunicación,
como un espacio para lanzar este debate, con la amplia participación
de todos los actores involucrados, en particular la sociedad civil.
Obstáculos
La mayor parte de los obstáculos, identificados
en 1995, al acceso de las mujeres a la expresión y la toma de decisiones
en los medios y para cambiar la imagen de la mujer en los medios, persiste
en buena medida en América Latina y el Caribe. En especial, como
resultado de la tendencia a la concentración de los medios y de
la industria de las comunicaciones, corren peligro el derecho democrático
de los ciudadanos a las fuentes de información pluralistas y a
la libre expresión de sus puntos de vista. Las mujeres que sufren
exclusión económica, racial o de otra índole por
lo general también están excluidas de los medios de comunicación.
Las entidades regulatorias nacionales e internacionales se conciben, por
lo general, como cuerpos técnicos, en muchos casos sin espacio
para la participación o la opinión ciudadana. Aun cuando
esos espacios existen, las organizaciones de mujeres no están al
tanto de esto.
Políticas de Comunicación
La concentración de los medios de comunicación
en pocas manos fue otra de las características en algunos países,
como Argentina, donde una modificación de la ley vigente
permitió la creación de poderosos multimedia. Estos cambios
sólo beneficiaron a las grandes empresas y trajeron aparejado un
aumento del interés por la captación de audiencia y la rentabilidad,
en detrimento de la calidad de la programación. La necesidad de
crear espacios para una mejor representación de los distintos actores
sociales en los medios, entre ellos las mujeres, quedó relegada.
Una vez más, la economía de mercado logró una dominación
de lo económico sobre lo político cuya consecuencia es que
hombres y mujeres sean considerados únicamente como consumidores
y no como personas con derechos al libre ejercicio de una ciudadanía
plena.
Por otro lado, en varios países se gestaron
embates contra las radios y la televisión comunitaria. En algunos
casos, como el de Paraguay y Uruguay, se amenazó a los dueños
de estas radios con una prisión similar a la que castiga los robos
violentos o los homicidios simples. En el ámbito de los medios
comunitarios, el rol que desempeñan las mujeres es importante,
tanto en la conducción y planeamiento de la programación
como en la toma de decisiones y dirección de la gestión
en las radios y los canales de televisión.
La Asociación Mundial de Radios Comunitarias
(AMARC), Región América Latina, desarrolló un Programa
de Mujeres dedicado a la capacitación de mujeres radialistas y
a la formulación de una programación radial con perspectiva
de género. En Colombia, una ley de Radiodifusión
dictada en 1998 permitió la legalización de estas radios
y el fin de las trabas y de las persecuciones.
En algunos países, son las Defensorías
del Pueblo (Ombudsman), las únicas que intervienen con sus críticas
a las políticas de los medios de comunicación, en respuesta
al pedido de la ciudadanía. En Argentina, la Defensoría
del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires intervino en tres importantes
casos que tuvieron como eje la pornografía infantil, una canción
perteneciente a un conjunto de salsa que hacía apología
de la violencia contra la mujer, y la publicidad sexista. En la Defensoría
del Pueblo de Bolivia, una mujer está a cargo de la promoción
de la ciudadanía y de la educación. En 1997/1998, tomó
parte de la primera investigación nacional sobre la imagen de la
mujer en la prensa, la radio y la televisión. Los resultados fueron
publicados en el libro La Mirada Invisible.
El movimiento de mujeres implementó sus propias
políticas de comunicación, coincidentes con las recomendaciones
de la Plataforma de Beijing. Las mujeres latinoamericanas y caribeñas
decidieron dar prioridad a algunas de estas recomendaciones. En una reunión
de comunicadoras celebrada en Santiago, en 1997, fueron tres las recomendaciones
que se consideraron centrales para desarrollar acciones estratégicas
conjuntas:
1. Estimular y reconocer las redes de comunicación
de mujeres, entre ellas las redes electrónicas (párrafo
239, f.).
2. Crear redes entre las ONG, las organizaciones
de mujeres y las organizaciones de difusión profesionales para
facilitar una mejor participación de las mujeres en los medios
(párrafo 241,c.).
3. Fomentar una capacitación que tenga en
cuenta los aspectos relacionados con el género para las/los profesionales
de los medios para que se eviten los estereotipos y se aliente la equidad
de género en la producción de la información (párrafo
243, c.).
La Oficina de la Mujer en Colombia y Venezuela
tomaron en cuenta estos principios en la producción de sus habituales
programas televisivos. La necesidad de poner en acción sus derechos
en el campo de las comunicaciones llevó a las mujeres chilenas
a luchar por un lugar en el Comité Nacional de Televisión.
Desde 1992, la Red de Mujeres de la Asociación
Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) en América Latina desarrolló
una serie de talleres sobre comunicación y género como actividades
claves para su política de igualdad de oportunidades para las mujeres
en la producción radial. En 1999, esta red tenía 245 miembros
en 21 países: 26% eran directoras de radios, 64% productoras, 7%
periodistas y 3% investigadoras. La red tiene vínculos con siete
redes nacionales que suman en total aproximadamente la existencia de 1500
mujeres radialistas en América Latina y el Caribe. Al comienzo,
estos talleres eran sólo para mujeres. En 1995 los hombres comenzaron
a ser invitados a participar de las capacitaciones, donde se aprendían
técnicas radiales y teoría de género. Los talleres
introdujeron el tema de la masculinidad y también se analizó
la construcción cultural de la identidad masculina. Los hombres
comenzaron a participar de los talleres con timidez, pero con el tiempo
se ha logrado una participación de igual cantidad de mujeres y
varones en estas actividades.
En 1999, la Red de Mujeres de AMARC condujo un estudio
analizando la programación de 36 radios miembros en Argentina,
Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Haití, Honduras,
México, Nicaragua, Panamá y Perú. Los resultados
mostraron que las mujeres estaban a cargo de todo tipo de programas radiales:
de interés general, clips, micro programas, dramatizaciones, teleteatros,
entrevistas, noticieros, relatos, debates, etc, donde se discutían
y presentaban todo tipo de temas. La mayoría de las mujeres pertenecen
a la comunidad donde está ubicada la radio, conocen las necesidades
y las luchas de su audiencia y su mensaje no está divorciado de
su gente.
Women's Media Watch (WMW) en Jamaica se reposicionó
luego de haber trabajado algunos años como un grupo especializado
en violencia en los medios. Esta actividad la realizaba explorando la
manera en que esta violencia podía contribuir a legitimar y perpetuar
la violencia contra las mujeres en la sociedad caribeña. WMW desarrolló
así una imagen de "feministas que atacan a los hombres". De modo
que, en lugar de continuar con sus críticas negativas, decidieron
establecer Premios a los Medios reconociendo a los periodistas y a los
medios por sus logros. Descubrieron que así podían construir
alianzas con los trabajadores de los medios para que transmitieran otra
imagen de la mujer.
El Instituto Caribeño para los Medios y la
Comunicación (CARIMAC) comenzó a cambiar su perspectiva
en al área de investigación sobre la mujer y las cuestiones
de género en los medios. Anteriormente había enfatizado
mucho los estudios cuantitativos. Cambió su énfasis en las
cantidades y las descripciones de tareas por el estudio con perspectiva
de género de los símbolos, valores, definiciones y significados.
Esta perspectiva ha enriquecido la investigación y ha abierto el
camino hacia la interpretación cultural, el análisis de
acciones y del lenguaje, y los estudios sobre las relaciones en las organizaciones
de comunicación.
En los últimos cinco años, las organizaciones
de mujeres avanzaron en despertar conciencia sobre el derecho a la comunicación
como un derecho que también corresponde a las mujeres, como parte
del ejercicio de su ciudadanía. Debido a ello, se ocuparon de cumplir
con todas las exhortaciones de la Plataforma de Beijing dirigidas a la
sociedad civil. Impulsaron avances para la igualdad al interior de los
medios de comunicación; crearon y fortalecieron medios y mecanismos
de comunicación propios; crearon redes para facilitar la interacción
ciudadana e impulsaron el acceso del movimiento de mujeres a las nuevas
tecnologías de la comunicación.
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